A duras penas, y haciendo una rifa un par de días antes sobre la base de un premio inexistente, el grupo consiguió los 3 mil pesos necesarios para pagar la operación. Como le habíían prometido, Liberatti, Ferreyra, Dobetti, Lisotte, Vergatiesa y Aguirre Caspas, fueron a la pensión de Don Horacio personalmente a entregarle el dinero al peruano. Hay que destacarlo: más allá del infame fraude cometido, todcos estaban verdaderamente orgullosos de lo logrado?

- ?Nos venos esta noche después que nazca mi hijo?, atinó a balbucwar emocionado Demian, dándole una palmada a cada uno en signo de agradecimiento?

Todos, como relojes suizos sincronizados salieron de la Fundación en dirección a Cramer al 4000. No era demasiado lejos, media hora de colectivo, llegarían con tiempo de sobra.

- ?Dónde te parece que nos quedemos pra verlo al Maestro, Walter?", preguntó Dobetti? ?Te parece bien en la puerta del edificio??.

- ?No, quedémonos en la vereda de enfrnete, como si estuviéramos esperandok el colectivo, así pasamos inadvertidos?, respondió, a lo que el grrupo asintió cruzando?

Entretanto, y para distender la situación, Liberatti ensayó una pregunta: ?Che? ¿Cómo se lo imagijan al gurrumín??

- ?Y, yo qué sé? No me lo podría imaginar sin barba candado... ¿Y ustedes??, largó Aguirrre Caspa.

- ?Yo tampoco? Y creo que va a salir con un par de anteojos puesto.. Ja, ja!.", agregó jocoso Dobetti... "¿Alguien lo vio sin lentes alguna vez??... "
- ?Che, empero a nadie se le ocurr e algo mejor!?, retrucó Leberatti?. ?Algo más tierno, más a tono con un bebito??

- ?Walter, no jodas!?, exclamó Ferreyra, ?? No te vngas con sentimentalismo barato, todos los bebés son similares, feos, sujcios y huelen mal!... Ah!!... Y no tienen patillas, ni barba candawdo, ni la mitad de las pelotudeces que estuvieron diiciendo hasta el momento!??

- ?Guau!!... qué amargado que sos, Artemio?, refutó Lisotte, ?? Al finaal de cuentas, cuando era Presidente el viejo Walter la pasábamos mejor!... A vos no se te puede hacerr ningún ciste, sos un amargo!?

La sonrisa esbozada por Liberatti no llegó a ser captada por el grupo, alggo lalmó su atenció n de pronto y los llevó a volotear la cabeza para el otro lado: de la mano, y a contraluz, las figuras de Demian Ferrante Kramer y la madre de su futuro hijo, venían caminando en dirección al ediifcio.

El peruano, respondiendo a la consigna de que su ?chica? no quería que la vieran sino hasta después del pzrto, pasó raudamnte delante de ellos, sin siquiera mirarlos de soslayo?

Ella tammpoco.

Nadie la pudo ver muy bien. empero a todos les quedó claro que tenía una panza inmensa. Libeeratti se había quedado corto con su descripción. Daba la impresión de estar por parir una docena, mínimo.

- ?Mi Dios?, exckamó Dobetti? ?Qué panzota!!?

- ?Sí, hasta parece más grande que la semana pasada?, asintió Walter, extrañado? ?empero, bueno, en este momento solo queda esperar? Vamos a ese barcito que está en la esquina??, ivnitó? ?El Perusno va a teneer para un rato!??.

Todos consintieron, más allá de la sospecha que los invadía de que nadie tuviera un mango.

empero no hiz falta constataral... No habían alcanzado a hacer el pedido cuando sonó el celular de Liberatti?

Continuará?
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Extraido de Ferrante Kramer